Mi nombre es Dibi Lorena Guzmán Calderón, actualmente soy estudiante de séptimo semestre de Administración de Negocios Internacionales y de tercer semestre de Filosofía en la Universidad del Rosario.

A los cinco años  fui diagnosticada con déficit de atención e hiperactividad. La necesidad de hacer un diagnóstico surgió de una reunión que alguna vez tuvo mi madre con una profesora del preescolar, quien le habló de nosotras y aseveró que mi hermana difícilmente aprendería a leer a la edad de 10 años. Mi madre estaba desconsolada. Luego de meditarlo, mis padres decidieron inscribirnos a mi hermana y a mi, yo la acompañaría, en Dos Hemisferios Piensan Mejor que Uno, institución de la que no me separé sino hasta graduarme, y a la que volveré más de una vez para verla prosperar y para apoyarla en ese proceso.

Mi educación no fue común, pero fue maravillosa. No solo porque allí me formé como una mujer capaz e inteligente, sino porque, adicional a ello, adquirí curiosidad y un cierto afán de reflexión que espero jamás abandonar. Mi hermana, puedo asegurar, no tuvo dificultades en su aprendizaje, y su inteligencia y habilidad van mucho más allá de lo que la profesora jamás hubiese imaginado. Gracias a esta institución ejercitamos las habilidades que nos han permitido sobresalir en lo académico y que han sido de gran utilidad para nuestra cotidianidad.

En Dos Hemisferios jamás me sentí con algún tipo de déficit, al contrario, me sentía como una chica brillante, capaz aprender y hacer tanto como los otros chicos. Me encantaba, pues cada quién brillaba con su propia luz, distinta y hermosa. Cada chico tenía algo especial, algo en lo que era bueno o se sentía bien, y si no, al menos tenía la seguridad de que mejoraría hasta llegar a ser bueno en todo aquello en lo que se comprometiera. Chicos que quizá en el colegio no mostraban buenos resultados, que eran asediados por compañeros y profesores, que no habían podido brillar a su manera en otros sitios, en la institución, creo, podían hallar su propio camino hacia la excelencia. Siempre estaré agradecida con Dos Hemisferios Piensan Mejor que Uno, lugar que me vio crecer y desarrollarme, lugar donde escribí muchas de las páginas del libro que publicaría a la edad de 16 años y donde tuve tiempo para conocerme, descubrirme y construirme.

Espero con estas palabras agradecer a Dos Hemisferios por su acompañamiento incondicional, y convencer a los padres indecisos de que Dos Hemisferios es probablemente lo que están buscando. En efecto lo fue para mí, para mi familia y para muchas otros que han podido hacer parte de una educación novedosa y valiosa como la que allí se imparte.